Es por lo anterior que es importante incorporar la evaluación en todas las planificaciones que se realicen, con el fin de estimar la efectividad que tuvo ésta en relación con sus objetivos, contenidos, técnicas, respuesta de los educandos, y todos los elementos que se incluyen; y también para poder establecer más y mejores conocimientos para las planificaciones futuras.
Entonces, cuando un educador se propone para evaluar, debe partir desde la premisa de que se está evaluando a si mismo como profesional y de acuerdo a si lo que entrega a los educandos es efectivo y lo hizo de manera eficaz. En un segundo punto debe preguntarse ¿qué evaluar?, ¿qué medir?, ¿Cuáles serán los objetivos?; todo esto con el fin de darle integridad al proceso para así poder cumplir con los reales objetivos de la evaluación y pasar de hacerla una mera acción más de la planificación.
También se puede agregar que la evaluación puede ser integrada al proceso de planificación de manera constante, es decir el educador debe decidir en que momento va a medir los resultados de sus acciones (antes, durante o después).
En conclusión, evaluar es una acción que no sólo involucra al que evalúa, sino a todos los actores que participaron del proceso que se evaluó, por que ésta debe hacerse de manera correcta y responsable, y siempre con el fin de aportar al conocimiento y de potenciar las futuras intervenciones que se realicen.
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